viernes, 2 de octubre de 2009

La Fiesta de las Cuadrillas congrega a más de 20.000 personas en Barranda

J. F. ROBLES BARRANDA - La verdad - Marzo 2009
Fotos Morety
Los grupos llegados de tres comunidades rindieron un homenaje a 'El Patiñero' .

Ha vuelto a ocurrir. Parece imposible que una localidad pueda multiplicar por veinte su población habitual, pero Barranda es, por méritos propios, la capital de las cuadrillas, donde hay que estar, al menos, una vez al año y, si es posible, coincidiendo con el último domingo de enero. Esta coqueta pedanía caravaqueña acogió ayer a más de 20.000 personas, según fuentes de la Policía Local, que se dejaron conquistar por la música y el baile y que disfrutaron, como siempre, de una fiesta abierta e intergeneracional, que es capaz de congregar a jóvenes y mayores, a abuelos y a nietos, a padres y a hijos, en torno a las cuadrillas, llegadas de tres comunidades autónomas unidas por la música, que se ubican a lo largo de la calle Mayor y de la Carretera de Granada, las dos vías más importantes de la localidad.

Aunque el intenso frío de la mañana y el temporal de viento del sábado hacían pensar que podría verse reducido el número de visitantes de otras ediciones, no fue así. Poco después de finalizar la misa, cantada por la Hermandad de Ánimas Benditas de Patiño (con un emotivo recuerdo para Manolo El Patiñero, mientras se realizaban los preparativos para la recepción oficial de las 14 agrupaciones participantes, ya se pudo comprobar que la Fiesta de las Cuadrillas Barranda atrae a miles de personas, haga frío, llueve, nieve o truene.

Los Aguilanderos de Barranda, ejercieron una vez como buenos anfitriones y tras agradecer la presencia de las autoridades, entre las que se encontraba el director general de Promoción Cultural, Antonio Martínez; el alcalde de Caravaca, Domingo Aranda; los diputados regionales Jesús López y Amador López; el pedáneo de Barranda, Juan Martínez, y varios concejales de Caravaca de la Cruz; obsequiaron a todas las cuadrillas participantes con una pieza de cerámica elaborada por la artista local Noemí Giménez y con otros presentes, entre los que no faltó una botella de vino, embotellada especialmente para la ocasión.

Después del agasajo las cuadrillas tomaron la calle y los miles de participantes se fueron arremolinando alrededor de los músicos dejando un hueco, a veces demasiado pequeño, para los que se animaban a bailar. Era difícil abrirse paso entre la multitud, pero fácil encontrar caras sonrientes que disfrutaban de lo que oían y veían, mirasen donde mirasen. Los más atrevidos no se dejaron ninguna de las 14 cuadrillas por visitar.

En un lugar, en la plaza del Muelle, se encontraba la cuadrilla de Aledo, que contó con un dúo especial, el formado por el Tío Juan Rita y su nieto, que dibujaron cientos y cientos de sonrisas en todas aquellas personas que atraídas por sus trovos se acercaban a escucharlos.

Tampoco faltaron los recuerdos para Manolo Cárceles, El Patiñero, así lo había pedido el alcalde pero surgía espontáneo ofrecer un canto a quien tantas veces había acompañado a su cuadrilla hasta Barranda, despertando siempre el entusiasmo entre los que lo escuchaban, y que en esta ocasión ofrecería sus trovos desde el cielo.

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